Kimberly Kole está saliendo con un hombre maduro, al que saca bastante edad. Ella se aproxima más a la edad de su hijastro.
Mientras está recogiendo la ropa para lavar en casa de su pareja, sorprende a su hijastro pajeándose fuerte en el baño. El chico siente pudor e intenta esquivarla por toda la casa, hasta que ella toma la iniciativa y pretende hacerle hablar, y tirárselo, en el sofá.
Kimberly le dice que le ha puesto cachonda lo que ha visto y que si estaba pensando en ella, pues ella todas las noches cuando se folla a su padre piensa en él, ya que su novio es mayor y ellos dos son jóvenes. Él responde que eso no puede ser, que si está loca y que se puede enterar el padre y ser malo para los dos.
A ella como que le da igual con lo cachonda que va, y sigue con la iniciativa por delante, metiendo mano al chico en la entrepierna, alabando su polla, diciéndole cosas al oído y haciendo que el chico lleve la mano a su coño. Así que los recursos surtieron su efecto y ahí que se encuentran los dos dale que te pego durante un buen rato.
El chico tiene que reconocer que su madrastra está buena, buenísima.